La ola de calor que estamos sufriendo estas semanas hace saltar de nuevo noticias de incendios de motos. Y aunque el calor ambiental no es determinante, ya que tiene mucho más que ver la falta de mantenimiento adecuado o alguna avería inesperada, saber reaccionar en el improbable caso de que nuestra moto comience a echar humo o incluso comience a arder, es de capital importancia para solventar la situación de manera satisfactoria.

Seguramente no pienses en ello hasta el momento crítico. Por ello, la calma siempre debe ser la premisa ante cualquier incidente en la carretera y más si implica un fenómeno tan peligroso como es el fuego. Si no dispones de un extintor a mano (en las motos no es habitual llevar uno) y el incendio en la moto se ha producido, puedes tratar de apagarlo echando arena o tierra. En el caso de que no lo tengas dominado en 15 segundos, ¡ponte a salvo lo antes posible!

Las principales causas que pueden originar un incendio en una moto, de forma accidental, suelen ser: 

• Mal funcionamiento del regulador de carga de la batería.
• Fugas en el circuito de alimentación (combustible).
• Problemas en el circuito de refrigeración.
• Neumáticos en mal estado.
• Montaje de elementos no originales (electrónicos o estéticos).
• En general, falta de un mantenimiento adecuado.

Además, los incendios pueden producirse por causas sobrevenidas como una caída en la que se mezclen chispas con pérdidas de combustible, por la ejecución de maniobras extremas (quemadas de rueda, caballitos, cortes de encendido, etc) o por aparcar la moto, tras un periodo de alta exigencia para el motor, con el escape muy cerca de elementos combustibles como hierba seca, papeles o plásticos.

A la hora de apagar un incendio en una moto, hay que tener en cuenta que los vehículos no se incendian con facilidad (es muy raro), pero una vez que lo hacen, resultan muy difíciles de apagar. Lo más recomendable es ponerse a salvo lo antes posible.

Ver cómo arde nuestra moto suele provocar pavor e intentar apagarlo puede resultar dificultoso, pero la clave es tener la mente muy fría y proceder con rapidez y eficacia. En contra de lo que se cree, es muy difícil que el depósito explote con facilidad. Hay que mantener la calma en todo momento y llamar a los servicios de emergencia lo antes posible.

No importa por dónde empiece a arder la moto, este fenómeno resulta completamente incontenible pasado menos de un minuto. Así, tanto si es tu moto la que arde, como si te has parado a ayudar a otro compañero, ten en cuenta qué es lo más importante que tienes que hacer porque después puede que ya no te quede tiempo.

La arena o la tierra, lo que más a mano podemos encontrar, puede ser un recurso válido pero lo ideal es disponer de un extintor, que si bien rara vez lleva alguien en la moto, siempre podemos recurrir a alguno que nos preste el conductor de un coche.

En el caso de tener la suerte de encontrar uno a mano, hay que tener muy claro hacia dónde dirigir el chorro de líquido, polvo o espuma. Y es que no hay ningún extintor portátil cuyo contenido dure más de 20 segundos. De ahí que, antes de accionarlo, debas estar perfectamente situado, lo más cerca posible del foco del fuego, dirigiendo siempre el chorro hacia la base de las llamas.

Tampoco es conveniente respirar el humo que la combustión de elementos sintéticos e hidrocarburos produce. Es altamente tóxico. Nada más tienes que ver que cuando los bomberos llegan a un vehículo en llamas, se alejan para esperar que arda lo suficiente hasta poder apagarlo.