Coincidiendo con la primera operación salida del verano, los medios de comunicación se han hecho eco de una información facilitada por la Dirección General de Tráfico según la cual se van a instalar radares ligeros para el control de velocidad en 60 motocicletas de la Guardia Civil de Tráfico.

Y nos preguntamos si esos radares estarán fijos en las motos o serán tipo desmontables y se instalarán sobre un trípode. Si quienes los utilicen, estarán habilitados para hacerlo con garantías jurídicas. E incluso, si esta nueva experiencia, que al parecer se va a experimentar en primer lugar en Galicia, supondrá un nuevo agravio para los propios agentes de la Guardia Civil.

Con fecha 30 de junio, advertía la DGT de la compra de 60 nuevos cinemómetros ligeros que funcionan con base en un trípode y que podrán utilizar los agentes de la ATGC que prestan servicio en motocicleta.

A la vista de la nota de prensa publicada, el Departamento de Seguridad Vial de Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas (I.M.U.), pretende aclarar el lio de si funcionaran en dinámico o en estático y si la experiencia piloto se hará en Galicia como parece ser. Para ello van a preguntar a la Dirección General de Tráfico, en un principio de garantía jurídica, si todos los agentes que van a tener a su disposición el cinemómetro, van a estar debidamente certificados en su manejo. Nos hace esto recordar la situación que se presentó hace unos años, recién iniciado este siglo, cuando el título de “operador de radar” era un certificado falso que te regalaban diciendo que habías estado en un curso en Madrid.

NOTA: Las imágenes del artículo corresponden a motocicletas con cámaras de vigilancia.