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Isla de La Palma en Septiembre 2007.

21 de Septiembre de 2007

Isla de La Palma en Septiembre 2007.

Eran las tres de la tarde del viernes y ya estaba nervioso. Por motivos profesionales, hasta las tres y media no podía salir con la moto, ya cargada con todo el equipaje, hacia Agaete. Nada más salir de Las Palmas me encuentro con una caravana de un par de kilómetros, después, las eternas obras de la “faraónica” Autovía del Norte de Gran Canaria y, una vez llegado al tramo de doble carril, me dan ganas de apretar el ritmo pero “algo” me dice que no lo haga, y resultó que unos 300 metros más adelante había un sospechoso trípode de la benemérita justo en una recta de bajada de más de un kilómetro, yo tuve suerte, algún componente de este grupo de viaje no tuvo tanta y le costó un buen pellizco. Por fin a las cuatro y cuarto estamos todo el grupo reunido en el muelle de Agaete para embarcar nuestras motos con destino a Santa Cruz de Tenerife. Lo componíamos 10 motos y 15 personas. Al muelle acudió un periodista del Diario La Provincia para hacernos una foto de grupo con la que ilustrar una entrevista que días antes habíamos tenido sobre el trágico aumento de los muertos en accidente de moto y que aparecería publicado en breve.

 

Una vez embarcadas y amarradas las motos partimos puntualmente en el barco que nos llevaría en una hora a Santa Cruz de Tenerife, tiempo justo para echar una partida de cartas. Llegamos a eso de las seis y media y se unen al grupo algunas personas más. Una vez comprobado el equipaje partimos hacia Los Cristianos que está a unos 80 Kms en el sur de la isla. Hay que ir sin prisa pero sin pausa a las siete y media hay que estar en el muelle para embarcar las motos. Llegamos sin novedad tras transitar de nuevo por carreteras llenas de obras. Ya en el muelle nos enteramos de que nuestro barco tiene que hacer escala en San Sebastián de La Gomera, casi nada, en una misma tarde vamos a visitar cuatro de las siete Islas Canarias, más de las que muchos han visto en toda su vida.

 

El trayecto aumenta en media hora su duración, y por consiguiente las partidas de cartas y las tertulias sobre las experiencias del pasado año en el mismo viaje. No llegamos al muelle de Santa Cruz de La Palma hasta las once y cuarto, pero da igual la hora porque nuestros amigos de la Asociación Moteros Palmeros siempre están pendientes de todo y estaban esperándonos para llevarnos a cenar  a una arepería del paseo de Santa Cruz y, sorpresa, estaban también esperándonos los componentes del Motoclub San Roque de Tenerife que iban a compartir con nosotros el fin de semana en La Palma. Tanta aglomeración de motos inundó la tranquila capital Palmera de ronroneo de motores, olor a cueros y bancos y sillas llenos de cascos e impregnó el ambiente de olores a grasas, neumáticos y gasolina.

 

Una vez terminada la cena y los amigables reencuentros entre colegas, nos dirigimos, ascendiendo por la isla, hasta el Parador Nacional de La Palma donde nos alojaríamos durante estos tres días. Como es habitual en los paradores, las habitaciones son muy acogedoras y el baño caliente y la cama, restauradores.

 

La jornada del sábado comienza temprano, a las nueve y media está todo el grupo preparado a la puerta del Parador para comenzar la ruta. El grupo está formado por 11 motos venidas de Gran Canaria, 27 venidas de Tenerife y al menos 25 de nuestros anfitriones, lo que hace de este convoy uno de los más numerosos que transitan por la tranquila isla de La Palma y quedó patente ante la atenta mirada de los Palmeros que contemplaban con entusiasmo el paso de las máquinas. Iniciamos la subida por Velhoco, Las Nieves, y después por un entretenidísimo tramo de curvas en zigzag, paso por el monte de Tagoja y continúa el ascenso hasta la zona de Fuente Olén donde nos espera el sorprendente espectáculo de un paraje casi lunar. Llegamos al mirador Degollada de los Franceses desde donde contemplamos unas increíbles vistas de la Caldera de Taburiente por un lado y el manto de nubes por el otro. Hemos ascendido en poco más de una hora desde nivel del mar a 2300 metros con los consiguientes cambios de temperatura, menos mal que todos llevamos un buen equipo.

 

Atraídos por la belleza del paisaje continuamos nuestra ruta y pasamos junto a los impresionantes telescopios del Observatorio Astrofísico hasta llegar al punto más elevado en el Roque de Los Muchachos (2.426 m.) Llegados a este punto el espectáculo es insuperable, los telescopios, la Caldera de Taburiente, el Teide a lo lejos,   . . . lástima que no haya dónde tomarse una cerveza (sin alcohol), al menos hay una fuente donde mitigar nuestra sed. La bajada, muy divertida y con buen asfalto, la hicimos por la carretera de Garafía hasta Puntagorda donde comimos en una cueva, sí una cueva, (Rest. Las Piñas) en la que nos agasajaron con todo tipo de viandas y un excelente vino de Fuencaliente. El regreso lo hicimos por Tijarafe, mirador El Time, desde el que se puede contemplar una impresionante vista de Los Llanos de Aridane, pasando por Los Llanos de Aridane, El Paso y el túnel, del tiempo, le llaman los palmeros, porque de uno a otro lado hay bruscos cambios de tiempo (metereológico) que nos lleva rápidamente hasta Santa Cruz de La Palma y desde allí a nuestro punto de destino, el Parador.

 

En el parador se celebró el Acto principal de este viaje y que sirvió de excusa para movilizar a tanto motero de tan distantes islas, la Firma del Acta Fundacional de la Federación de Asociaciones Moteras de Canarias denominado UNIÓN MOTERA CANARIA. Tras este acto oficial al que acudieron numerosos medios de prensa, radio y televisión, el parador nos ofreció un cóctel para celebrar este importante hito en el motociclismo canario. La celebración continuó más tarde en Santa Cruz de La Palma, que dicho sea de paso, es un lugar ideal para salir, eso sí, en taxi, a tomar unas copas con los camaradas moteros. El casco antiguo (peatonal) está lleno de bares con música en directo, buen ambiente y nada de broncas.

 

La segunda jornada, como no podía ser de otra forma y por motivos obvios, comenzaría más tarde que la primera. A eso de las diez y media nos disponíamos a salir para hacer la segunda ruta por la isla. Partimos con rumbo a la zona recreativa de San Isidro, envidiable paraje con infinitas posibilidades para el ocio y el disfrute de la naturaleza, donde además hicimos una larga parada para poder contemplar desde la perspectiva que no daba la altura, los cráteres y volcanes de la zona sur de la isla. En esta parada compartimos con una pareja de la Guardia Civil de Tráfico de la isla experiencias, los dos eran moteros, de viajes por las islas y nos aconsejaron tener precaución con el “picón”  y “la pinocha” que el aire arrastra desde las laderas a la carretera y que a veces pasa desapercibido con el consiguiente “aumento de la presión sanguínea” cuando sentimos deslizar la moto. Pasada esta zona de volcanes llegamos a El Paso, donde se encuentra la concurrida entrada del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, seguimos hasta los Llanos de Aridane donde hicimos una parada en la plaza del pueblo y que, sin quererlo, se convirtió en todo un espectáculo para mayores y niños que no pararon de hacerse fotos con las motos y los/as moteros/as. A pesar de que rompimos la paz de su tranquila mañana de domingo, los allí reunidos, nos regalaron sonrisas y miradas de complicidad que hacen que te sientas orgulloso de pertenecer a un colectivo que muchas veces es injustamente vapuleado por personas que jamás han vivido nuestra pasión desde dentro. Tras esta inolvidable parada, tomamos rumbo sur camino de Los Canarios (Fuencaliente). Hicimos un alto en la sorprendente estampa de la Virgen de Fátima salvada de la lava volcánica que corrió por la ladera y que, al llegar a su altura, se dividió en dos y dejar en medio la imagen de la misma. En Fuencaliente la parada era obligada, sobre todo para comprar las famosas rapaduras (dulces cónicos hechos con gofio y recubiertos de miel), almendrados (tortas de almendra, azúcar y huevo horneadas con canela y ralladuras de limón), los esponjosos marquesotes (cubiertos de azúcar o merengue) y los dulcísimos quesos de almendra son algunos de los dulces tradicionales de La Palma. Partimos, casi todos,  de Fuencaliente, con menos espacio en nuestras maletas para el equipaje. La carretera de regreso, por La Sabina, Mazo y Breña Baja, nos conduce por una serie de “toboganes” y curvas de gran radio con un firme excelente hasta Santa Cruz y desde allí ascendemos de nuevo por una sucesión de modernísimos túneles hasta Mirca donde estaba preparada la comida, por llamarla de forma discreta,  en un lugar encantador (Rest. Candelaria) dotado de un ingenioso sistema de techo hidráulico que nos permite disfrutar del “cielo protegido” de esta hermosa isla.

 

Tras la comida, brindis y homenajes, tomamos la carretera hacia el Parador para despedirnos de los “chicharreros” cuyo barco sale a las nueve de la noche rumbo a Tenerife. Los “canariones” tuvimos la suerte de disfrutar unas horas más de la isla, nuestro barco partía a las seis y media de la mañana siguiente. Por supuesto que no faltaron los anfitriones en el muelle que, a pesar de la hora, no quisieron que en nuestra despedida faltase esa camaradería presente durante todo el fin de semana. Gracias a los rapidísimos barcos que actualmente conectan nuestras islas (el precio ya es otro tema – una moto, que ocupa cuatro veces menos espacio, paga casi lo mismo que un coche)) a las 12 del mediodía, pasando por Tenerife,  estábamos de vuelta en el muelle de Agaete en Gran Canaria.

 

Texto y fotos: Fernando Jiménez

Ficha Técnica Yamaha Majesty 400 / ABS
Tipo
Scooters
Cilindrada
400
Motor
Monocilíndrico 4 tiempos, DOHC, 4 válvulas y refrigeración líquida
Potencia
34 C.V.
Transmisión
Variador toma constante
Cambios
NO
Chasis
Viga de aluminio
 
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