Son las doce y media de un caluroso mediodía en el final del otoño canario y la recta de meta del Circuito de Maspalomas está a rebosar de motos. Motoristas de todos los tipos, clases y condición se reúnen por tercer año consecutivo para recordar a los compañeros que ya no pueden disfrutar junto a ellos de la pasión por las dos ruedas.

Pero como todo acto de homenaje, tiene dos vertientes. Una más espiritual, de dolor, de recuerdo, de homenaje, e incluso de rabia contenida. Y otra de reivindicación por unas infraestructuras más seguras y un mejor mantenimiento por unas vías que no sólo utilizan los vehículos de cuatro ruedas.

En lo que va de año, en Canarias han muerto 16 motoristas en accidentes de tráfico en los que se ha visto involucrada alguna moto, uno más que en 2012. Una cifra inasumible por los propios motoristas que no esconden su parte de responsabilidad en algunos casos, “Los motoristas no siempre son los culpables, pero siempre son las víctimas”. Hay que recordar que en el 70% de los choques entre motos y coches, son estos últimos los culpables.

Tras la llegada de los cientos de participantes al circuito, los moteros encienden sus motores y se preparan para iniciar la marcha en un pausado paseo por la pista del circuito. Un recorrido en el que el sonido de las bielas, pistones y escapes comienza en encoger los corazones de todos los presentes en el acto de homenaje.

Haciendo mucho ruido, pero circulando poco a poco y sin maniobras alocadas, el rugido de los motores del inacabable convoy de motos pone ritmo a una inusual marcha en recuerdo de los que rodarán eternamente por carreteras celestiales.

Una vez parados de nuevo en la recta de meta, las máquinas se silenciaron y el presentador del acto, a través de la megafonía, recordó a cada uno de los compañeros y leyó a continuación un emotivo poema que consiguió hacer brotar más de una lágrima entre los presentes. Pero los motoristas son personas y personajes muy especiales, y en lugar de guardar un minuto de silencio tras la breve lectura de homenaje, se arrancaron con un minuto de acelerones de los motores de sus motos, estridentes pitidos de sus bocinas e incluso olor a goma quemada cruelmente sobre el asfalto. Un minuto de abrumadora actividad que emocionó tanto a los motoristas como a los familiares y amigos presentes en la grada.

Con este homenaje, los ausentes han vuelto a estar con nosotros y seguirán ahí mientras exista una sola persona que los recuerde, porque la muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo, que es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.

Con la esperanza de reducir hasta cero la cifra de motoristas fallecidos de manera trágica, desde Canariasenmoto.com queremos agradecer la implicación, participación y colaboración de los “Grupos Moteros de Canarias”, de todos los motoristas participantes a título personal, al Circuito de Maspalomas por cedernos generosamente sus instalaciones para este evento, a los medios de comunicación presentes y a Manolo González por ser la “Voz de los Ausentes” y a los familiares y amigos de los homenajeados.