07 de Enero de 2011
Prueba Portalmotos
Paso Guadalajara y salgo por la autovía en Torija y desde Brihuega la carretera es preciosa, serpentea con dulzura entre árboles que han perdido la hoja por el invierno y a la derecha va quedando el río mientras te das cuenta de que allí el tiempo transcurre de otra manera: la moto es una delicia en este terreno. Tengo que adelantar algún enlatado perezoso y el motor se muestra brioso, como si en verdad tuviera más de los 54 CV que anuncia el fabricante, evidentemente no tiene tintes deportivos, ni falta que hace, correr es de cobardes, pero este hierro puede salir con soltura de situaciones que requieran agilidad.
El ritmo más bajo hace que mi sentido del oído perciba lo que emite el motor de casi un litro y dos pistones en V a 60º a través de un escape dos en uno rematado con una enorme cola y sinceramente, he oído sonajeros con más estruendo…, malditas restricciones, es como si fuera escuchando un proyector de cine. Sigo mi ruta pasando Masegoso y me llego hasta Las Inviernas, a partir allí la carretera se rompe, se convierte en un camino de asfalto rizado y hollado, hay que llevar el hierro con tiento, la estabilidad es magnifica, la mezcla de moto muy larga y asiento muy bajo dan una placentera sensación de ligereza, a bajas velocidades e incluso en parado se mueve con facilidad, y siempre tenemos la ayuda de su enorme manillar “cuernos de vaca”.
Me gustan mucho las motos muy bajas, en los 67,5 centímetros de altura del butacón sobre el que viajo me encuentro como un niño seguro en su taka-taka, posiblemente sea de lo más bajo del mercado. Eso sí, la longitud de este aparato penaliza en curvas muy cerradas, aunque tampoco hace falta ser un genio para trazar estos ángulos, hay que tener en cuenta que llevas una burra de unos 280 kilos.
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